Redes Sociales o Antisociales
Las redes sociales irónicamente icrementan el comportamiento antisocial fuera del ciberespacio.
Desde hace un tiempo he leído varios post en los que se critica las Redes Sociales o Comunidades Virtuales asumiendo qué en la vida real fuera del ciberespacio las personas realmente tendrían un comportamiento muy diferente a la vida llena de amigos que tienen en sus perfiles de facebook, twitter y otros espacios virtuales.
La pregunta es:
Favorecen los medios virtuales a que las personas seamos cada véz mas dependientes de la tecnología y redes sociales para poder ser mas "sociables" en la vida offline?
Fuente:
Pavillalta 
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Las redes sociales son, por un lado, un atentado a la discreción y a la privacidad, y por otro un espacio de comunicación.
Las redes sociales son mucho más que una moda. Son una tendencia. Las 
redes sociales son la máxima expresión del prosumer, el nuevo 
consumidor, productor de información. 
Nos ofrecen un panorama 
online del estado de ánimo, de los temas que despiertan interés, de las 
reacciones de "nuestra" gente, ante la realidad. Un "nuestra" que sin 
duda nos mostrará realidades parciales, pero con una cobertura mucho más
 amplia y profusa en contenidos que las que permiten las formas 
tradicionales del encuentro interpersonal. Hace mucho tiempo, aún hoy y 
por mucho tiempo más, las relaciones entre las personas tiene como 
espacio privilegiado el encuentro personal. 
Profesionales y 
empresarios, construimos nuestras redes en los encuentros casuales o 
programados, en eventos sociales, congresos, jornadas técnicas, cursos, 
ferias, actividades deportivas, culturales. 
Quién no se encontró
 a un "amigo", carrito de supermercado mediante, o en la sala de 
embarque del aeropuerto; ni que hablar de las previas a todo tipo de 
reuniones de trabajo. Esos han sido, siguen y seguirán siendo espacios 
notables para tejer nuestras redes sociales reales, no virtuales.
Sin
 embargo, las redes sociales virtuales son también reales. Detrás del 
twitt o del post está la persona real, dispuesta a encontrarse con 
cualquiera de sus "amigos", si el tema convoca al encuentro.
Las 
redes sociales son, por un lado, un atentado a la discreción y a la 
privacidad, y por otro un espacio de comunicación y de encuentro 
espectacular, donde nos conocemos sin disfraces o con el que decidamos 
ponernos, con sus ventajas y sus costos. 
Pasar mucho tiempo 
“enchufado” a la computadora puede hacernos ver como “antisociales”, 
porque nos impide participar, o nos quita tiempo para socializar por las
 formas tradicionales y “bien vistas” por muchos. 
Internet puede
 ser una adicción y puede generar patologías relacionadas con la 
incapacidad para socializar, pero son patologías extremas como existen 
relacionadas a cualquier otro comportamiento humano. 
Lejos de 
ser antisociales, hoy los usuarios de redes sociales, socializan mucho 
más que quienes mantienen exclusivamente las formas tradicionales de 
socializar. Disponen de un universo de socialización mucho mayor del de 
quienes no ingresaron aún a ese mundo.
Se trata de espacios donde expresarnos. Pienso en Twitter como un gran muro donde grafitear lo que uno quiera. 
Realmente
 el concepto de Muro de Facebook viene de esa idea, sólo que no existen 
muros donde expresar tanta cosa. En lo personal prefiero el Twitter. En 
el muro de Twitter tenemos la libertad de expresión sólo controlada por 
los 140 caracteres y censurada por nuestros propios límites al pensar en
 nuestra red de destinatarios, aún sabiendo que lo twitteado pasa a ser 
público. La limitación de los 140 caracteres es una obligación al 
resumen que a mi juicio está buena y permite que en el mismo espacio de 
atención, más personas nos expresemos.
Es muy interesante el 
sentimiento que surge al plantearse el ejercicio de twittear. ¿Tengo 
algo interesante para decir? Ya lo he dicho a quienes tengo cerca, 
reales? ¿A alguien podrá importarle lo que yo diga? ¿Cambiaré algo 
diciendo lo que pienso? ¿Me cambiaré a mi mismo? ¿Me sentiré mejor?
Estoy
 convencido de que personas y empresas tenemos muchísimas cosas para 
compartir y que cuanto más nos comuniquemos mejor viviremos, por lo que 
no puedo hacer otra cosa que darle la bienvenida a estas herramientas.
 Disponer
 de infinitos muros para compartir con quien quiera verlo y ver los 
muros de las personas, empresas, marcas u organizaciones de todo tipo a 
quienes elegimos escuchar, es una expresión de la comunicación humana, 
notable. 
Para las figuras públicas, así como para marcas y 
empresas, es más difícil aún que para las personas. Habrán de estar 
dispuestas a una mayor exposición pública. Hay que estar dispuesto a 
escuchar más y a responder. Hay un “negocio” en juego con todo lo que 
eso supone. El valor de una marca, la fidelidad de clientes, el trabajo 
de mucha gente, pero no estar, no usar este tipo de nuevas herramientas,
 puede ser mucho más costoso que los riesgos de estar, y aún 
equivocarse. 
He escuchado muchas críticas al uso de esta 
herramienta por parte de los políticos. En general proviene de personas 
que todavía no utilizan las redes sociales. Podríamos discutir si es una
 herramienta adecuada para un adolescente o cómo incide en la privacidad
 de las personas, en su seguridad, etc., pero son discusiones que 
siempre podrán responderse salvaguardando a la herramienta y 
respondiendo “depende cómo la uses”… 
Pero si la transparencia y 
la exposición pública son resultados y características inherentes al 
funcionamiento de las redes sociales, y cuando se trata de los 
políticos, yo ciudadano, prefiero estar informado de lo que piensan y 
hacen, y si esa información es permanente y abundante, mejor… prefiero 
ser yo quien regule mi exposición a ella, pero me parece bien que ellos 
se expongan así.
Veo Twitter en particular como una herramienta 
que permite socializar la información y crear un relacionamiento directo
 con los ciudadanos con un rol potencial similar al que en el pasado 
cumplieron los comités de base del Frente Amplio.
De hecho, me 
sorprende que todavía sean pocos los dirigentes de izquierda en Twitter.
 Responder “no tengo tiempo para eso”, es una agresión a todos los que 
usamos esa herramienta.
Paradójicamente
 uno de los “grupos sociales” que más están utilizando Twitter son los 
periodistas (que trabajan en los medios “tradicionales”). Volviendo a las empresas, hay 
quienes dicen que deberán tener en breve una especie de Gerente de redes
 sociales. Creo que más allá de su nombre, en poco tiempo será 
inevitable que alguien se responsabilice de esto en cada empresa que 
pretenda mejorar su comunicación, o, de lo contrario, su tercerización 
en especialistas en comunicación.
Cuando uno ingresa en el mundo
 de las redes sociales proveniente del mundo real y de las tradicionales
 formas de encuentro y socialización, un sentimiento frecuente es el de 
"yo no tengo tiempo para eso". Pues no tener tiempo para eso es no tener
 tiempo para escuchar y para expresarse. Es desaprovechar un canal de 
comunicación nuevo, interactivo y con infinitas posibilidades. 
En
 algunos sectores de actividad, “no tener tiempo para eso” será 
equivalente al suicidio. Es el caso sin duda de los políticos y a nivel 
de empresas y marcas, es el caso en particular del sector servicios y 
marcas con alta exposición. Uno puede elegir no escuchar y no participar
 de esa conversación, pero inexorablemente otros hablarán de uno. 
La
 decisión entonces es entre escuchar, participar y dar mi versión, o 
dejar que se diga cualquier cosa (buena o mala) y no escuchar ni 
participar. “Antes no lo hacíamos y no nos fue mal…”, es cierto, pero 
“antes”, no existían estas nuevas formas de expresión y participación 
ciudadana. 
Fuente del segundo segmento:
Blog de Lic. Alejandro Butler
• Docente de Comunicación Organizacional en la Universidad Católica del Uruguay.
• Socio-Director de Improfit / Casa de comunicación.
 
 
 
 
 
 

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